viernes, 25 de septiembre de 2015

Comportamiento del consumidor (preferencias, utilidad, demanda, efecto renta y efecto sustitución).

Teoría económica del consumidor: partimos de una base muy sencillo donde el consumidor siente necesidades y para satisfacerlas trata de buscar la cesta que mejor satisfaga dichas necesidades teniendo en cuenta que existe una restricción presupuestaria.

¿Como se elige la cesta?

Se elige a través de un modelo de preferencias individuales donde el consumidor ordena de forma racional dichas preferencias.  No se puede medir en cuanto prefiere un bien al otro, pero si ordenarlo de forma que sus preferencias sean racionales y consistentes para la fabricación del modelo.

Una vez que el consumidor ha realizado su elección de cesta basándose en las preferencias, a través de la utilidad determinamos si la utilidad de una cesta es mayor que otra y no el grado en que la utilidad de dicha cesta es mayor que otra.  Es decir, utilizamos la utilidad como indicador de estas preferencias, donde la función de utilidad nos permitiría asignar cifras de utilidades a las cestas.

La utilidad, a la hora de representar su función nos encontraremos que es cuasicóncava ya que la función de utilidad tienen pendiente positiva y creciente.
  • Es importante aclarar que cuando bebemos varios vasos de agua porque tenemos mucha sed, es porque estamos siempre buscando utilidad y dejamos de hacerlo cuando ya no la encontramos, es decir, no nos satisface.  
  • Es diferente de interpretar que la utilidad o satisfacción que nos da sucesivos vasos de agua es menor que la que nos dio el primero (aportaciones de William Stanley Jevon (1835-1882 escuela marginalista) porque la satisfacción que produce beber el segundo vaso de agua, es menor que la que produce el primero y será mayor que la que produce el tercero a medida que vamos saciando nuestra sed, es decir, la utilidad que nos reporta es menor a medida que vamos bebiendo mas vasos de agua.
En un caso estamos hablando de utilidad y en el otro de utilidad marginal (en el primero es creciente, mientras que en el segundo es decreciente).

Las preferencias según el modelo de comportamiento del consumidor deben ser: completas, reflexivas y transitivas (último punto discutible, ya que si un consumidor prefiere A antes que B y B antes que C, no tiene porque preferir A antes que C.

La utilidad y las curvas de indiferencia.  Las curvas es una representación gráfica de las infinitas combinaciones que dan al consumidor la misma utilidad.  Las curvas de indiferencia no pueden cortarse, ya que de hacerlo no podríamos determinar que utilidad le da la cesta al consumidor.  Es decir, si tuviéramos tres cestas A, B y C, A con una curva de indiferencia, B con otra curva de indiferencia, y C otra curva de indiferencia que corta la curva A y la curva B no habría forma de poder ordenarlas.


Una vez que tenemos las curvas de indiferencia representadas nos van a permitir describir las preferencias.


Las preferencias regulares son las que se pueden atender en base a unos supuestos generales:
  • Diremos que las preferencias son monótonas: cuanto más mejor, es decir, si nos desplazamos en las curvas de indiferencia hacia arriba y hacia la derecha encontraremos mejores combinaciones; por otro lado, para movernos por la curva respetando el supuesto ha de tener pendiente negativa (dentro de la curva nos desplazamos a una posición indiferente hacia la izquierda en sentido ascendente y hacia la derecha en sentido descendente).
  • Se prefieren las medias a los extremos.  En una curva de indiferencia las cestas de los extremos son al menos tan buenas como la cesta media que encontramos en el centro.  Como ambos bienes se consumen de forma regular conjuntamente y el consumidor deseará intercambiarlos para buscar maximizar la utilidad nos encontraremos ante una curva convexa. De aquí extraemos el supuesto de convexidad estricta, donde la media ponderada de dos cestas indiferentes se prefiere a dos cestas extremas.
Propiedades de las curvas de indiferencia: son decrecientes (al consumir mas de un bien, tendremos que consumir menos de otro, no pueden cortarse nunca, son convexas, cuanto mas alejadas del eje de ordenadas mayor utilidad, por cada punto del cuadrante pasa solo una curva de indiferencia.

¿Cómo se construye la función de utilidad a partir de las curvas de indiferencia?

Tenemos dos formas de hacerlo, una matemática y otra forma más intuitiva.  En la forma matemática tenemos que encontrar la función que sea constante a lo largo de cada una de las curvas de indiferencia asignando los valores mas altos.  La forma intuitiva es trata de averiguar que combinación de bienes describe su comportamiento, es decir, que es aquello que maximiza su valor.

Dentro de las curvas de indiferencia a la hora de movernos y elegir entre dos combinaciones de bienes para una misma utilidad tenemos que tener en cuenta la Relación Marginal de Sustitución (RMS).  La RMS mide la relación en que el consumidor está dipuesto a sustituir un bien por el otro. La RMS nos ayuda a construir la teoría del consumidor sin recurrir a la medición de la utilidad, porque nos dice a que cantidad del bien A esta dispuesto a renunciar para el consumo del bien B.

La Relación Marginal de Sustitución:
  • Si la RMS coincide con la pendiente de la curva de indiferencia el consumidor no deseará intercambiar un bien por otro.
  • Debemos tener en cuenta no solo preferencias sino también el precio del bien en cuestión.  Es distinto lo que estamos dispuestos a pagar por una cantidad marginal de consumo adicional de un bien que lo que tengamos que pagar realmente por esa cantidad dada de consumo.
La RMS y las preferencias:
  • Sustitutivos perfectos tienen RMS = -1, siempre consumimos ambos bienes en la misma proporción hasta alcanzar un total (ejemplo del trabajo con transporte público o vehículo propio).
  • Bienes naturales la RMS es infinita, porque no podemos prescindir de ellos.
  • Complementarios tienen RMS = 0 o infinito.  Porque no podemos renunciar a uno para obtener mas del otro.
  • Preferencias monótonas, es decir, una situación de preferencia regular tenemos una RMS de pendiente negativa.
La utilidad marginal y la RMS.

La utilidad marginal mide la variación de utilidad provocada por una pequeña variación del consumo del bien 1.  La RMS se interpreta como la relación en la que el consumidor esta dispuesto a cambiar el bien 1 por el bien 2.  La RMS nos define la relación de intercambio que le deja al consumidor el mismo nivel de utilidad.  De esta forma, la relación RMS tiene un valor concreto en cualquier cesta de consumo.

La restricción presupuestaria.

Para cerrar la teoría del consumidor antes de dar paso a la formación de la demanda, hay que recordar que esta se define como la elección . que hace el consumidor, de la mejor cesta posible de bienes que pueden adquirir.

Aquí la construcción es mas sencilla puesto que los productos de la cesta de bienes se adquieren a un precio determinado y el consumidor dispone de una cantidad de dinero para adquirir la cesta.

Con lo cual su restricción presupuestaria queda definida como el producto de los precios por las respectivas unidades de consumo de cada bien de la cesta y se alcanza en la cantidad de dinero que tiene el consumidor para adquirir dicha cesta (P1*X1 + P2*X2≤m).  Este conjunto de posibilidades se conoce como conjunto presupuestario del consumidor.  



Hemos visto dos variaciones en la recta presupuestaria, una viene vía precio (P1 y P2) y otra viene vía renta (m) que modifica las cantidades de compra (X1 y X2).  Pero existen otros conceptos que pueden modificar la restricción presupuestaria como son los impuestos, ¿cómo afecta?
  • Los impuestos sobre el precio del bien como por ejemplo el IVA suponen un incremento sobre el precio, es decir, donde tenemos P1, con el impuesto (t) debemos calcular (1+t)*P1.  El mismo funcionamiento tiene para una subvención (s) sobre el precio del bien pero con signo contrario (1-s)*P1
  • Los impuestos sobre la cantidad lo que hacen es alterar el precio del bien directamente, es decir, donde tenemos P1, con este tipo de impuesto (t) debemos calcular P1+t.  El mismo funcionamiento tiene para una subvención (s) sobre la cantidad comprada de un bien pero con signo contrario P1-s.
  • Si el impuesto fuera de cuantía fija (también t), independientemente de los bienes comprados afectaría directamente a su nivel de renta, es decir, pasaríamos de tener m a tener m-t.
  • En el caso de que exista racionamiento, el consumidor puede comprar de dicho bien hasta un punto a partir del cual ya no podría seguir consumiendo (siempre y cuando el Xr de Racionamiento sea menor que el X1 que esta dispuesto a comprar el consumidor, sino, no le afecta la medida).

¿Cuál es la decisión óptima?


Solo nos queda saber cual es entonces la demanda del consumidor.  Acabamos de determinar un punto de elección óptima dados un precio para el bien X1, otro para X2 y una cantidad de dinero m para consumir.  En función de las preferencias mostradas por el consumidor nos vamos a encontrar con una función de demanda o con otra y la función de demanda se va a mostrar sensible a los precios y a la renta: la estática comparativa se encarga, dentro de la teoría del consumidor, de investigar como varia la demanda cuando varían precios y renta.

¿Como se deduce la función de demanda?

Necesitamos tanto la restricción presupuestaria como la función de utilidad y podemos determinarla de dos formas: 
  • maximizando la función de utilidad sujeta a la restricción presupuestaria y se conoce como la demanda ordinaria o marshalliana.
  • minimizando la restricción presupuestaria sujeta a la función de utilidad y se conoce como la demanda compensada.  Utilizariamos este cálculo en el caso de que el Estado recaude impuestos o realice subvenciones con el fin de mantener sin cambios la utilidad después de un cambio de precios.
En ambos casos nos queda una función de demanda donde vemos la cantidad demandada a partir de la evolución de los precios y que por Ley Normal de la Demanda tiene la siguiente representación:

¿Como se comporta dicha función de demanda?

Cuando la cantidad demandada varía en el mismo sentido que la renta, estamos hablando de bienes normales.  Es decir, compramos mas ropa cuando tenemos mas dinero.  Sin embargo, existen otros tipos de bienes conocidos como inferiores, cuya cantidad demanda se reduce cuando se produce un incremento de la renta (por ejemplo una familia que consume pollo y al incrementar su renta decide comprar cerdo porque ahora puede acceder al precio y satisface mejor sus preferencias).

Una variación en el precio de un bien, cualquiera que esta sea, produce una alteración en el poder adquisitivo ya que influye directamente en nuestra capacidad para gastar y en consecuencia afecta a la demanda.  Cuando se produce una reducción en el precio aumenta su demanda (bienes ordinarios) sin embargo, podemos encontrar bienes Giffen que incumplen la Ley Normal de la Demanda que acabamos de exponer (podemos mencionar a Robert Giffen y su estudio de la patata durante la hambruna de Irlanda del siglo XIX, pero debemos tener en cuenta las circunstancias externas que hacen que este bien se comportara de forma anómala, es decir, incrementando su demanda al igual que incrementaba su precio).

¿Como afecta realmente a la demanda una variación en los precios o en la renta?

Para determinarlo utilizamos la elasticidad precio de la demanda que describe cómo va a reaccionar la cantidad demandada de un bien o servicio cuando cambian sus precios o la elasticidad precio de la renta que analiza cuáles son los cambios en la demanda cuando se modifica la renta de los demandantes.

Ambas elasticidades tienen un funcionamiento parecido y podemos ordenar tres tipos de elasticidades relacionadas con la demanda:
  • La elasticidad-renta que se mide como la tasa de variación de la demanda provocada por la variación de la renta y multiplicada por el cociente de la renta y la demanda.
  • La elasticidad-precio nos mide la tasa de variación de la demanda provocada por la variación del precio y multiplicada por el cociente entre el precio y la demanda.
  • La elasticidad cruzada de la demanda que se mide como la variación que sufre la demanda del bien X1 provocada por la variación del precio del bien X2.


Por último, dentro del comportamiento del consumidor solo nos queda por ver como afecta a la conducta del consumidor las variaciones que se produzcan en el entorno con el fin de ver su respuesta ante una variación en el precio de un bien o servicio.

Una variación en el precio provoca un efecto renta y un efecto sustitución, ¿qué es cada concepto?
  • Efecto renta: es la variación de la demanda provocada por el aumento del poder adquisitivo consecuencia de la reducción de en el precio de un bien.  Es decir, al bajar el precio de un bien cuanto mas compro de dicho bien.
  • Efecto sustitución: es la variación de la demanda en un bien provocada por la variación en el precio de otro bien.  Es decir, el consumidor sustituye el bien que se ha encarecido por el que se ha abaratado.
Por un lado medimos cuánto mas o menos compramos de un bien por una variación en el precio (efecto renta) y por otro, cómo cambia la relación de intercambio entre ambos bienes por la variación en el precio que se ha producido (efecto sustitución).

En el ejemplo adjunto, que se desarrolla de forma gráfica, hemos recurrido a una idea propuesta durante la campaña presidencia de 1979 en Estados Unidos: "para fomentar el ahorro de petroleo este plan proponía subir el precio de la gasolina estableciendo un impuesto, pero devolviéndoselo a los consumidores por medio de una reducción de sus impuestos sobre la renta" (STIGLITZ).

  
Hay que tener cuidado porque en este ejemplo estamos tomando una propuesta electoral con el fin de conceptualizar el contenido de efecto renta y efecto sustitución.  En la práctica, cuando se produce una variación de precios existe un efecto sustitución y un efecto renta implícito.  El efecto renta tienen que ver con la restricción presupuestaria mientras que el efecto sustitución con el cambio que se produce en la relación marginal de sustitución entre ambos bienes.  Veamos otro gráfico:


El efecto sustitución siempre actúa en sentido contrario a la variación del precio.  Es decir, su signo es negativo: si el precio sube, la demanda del bien baja.

En cambio, en el efecto renta el signo puede ser positivo o negativo ya que puede aumentar o disminuir la demanda del bien dependiendo de si se trata de un bien normal o inferior.  Si el bien es normal un incremento de la renta provoca un aumento de la demanda con lo que el efecto renta es negativo; por el contrario, en un bien inferior, una bajada del precio provoca un incremento de renta pero una disminución de la demanda teniendo con ello signo positivo.

¿Como podemos calcular el Efecto Renta y el Efecto Sustitución?

Tenemos dos métodos el de Hicks (1904 - 1989) y el de Slutsky (1880 - 1948).

Según Hicks para calcular ambos efectos debemos dotar al consumidor de la renta suficiente que le permita estar en la misma función de utilidad antes de la variación de precios.  Posteriormente calculamos el efecto sustitución, y al descontar el efecto total obtenemos el efecto renta.

Según Slutsky hay que calcular la renta que debe tener el consumidor para adquirir la cesta inicial con la variación de precios que se ha producido.  Una vez tenemos los datos modificados, tanto de restricción presupuestaria como de funciones de demanda, volvemos a calcular el equilibrio y con ello determinamos el efecto renta.  Como conocemos el efecto total, le descontamos el efecto renta y obtenemos el efecto sustitución.

Un último apunte del cálculo de Slutsky se determina que si aumenta la demanda cuando aumenta la renta, el bien es normal, en cuyo caso el efecto sustitución y el efecto renta se refuerzan mutuamente y una subida del precio reduce inequívocamente la demanda.

¿Qué dice la Ley de la Demanda?

Como colofón final la ley de la demanda dice que si aumenta la demanda de un bien cuando aumenta la renta, debe descender cuando sube el precio; ley que se desprende directamente de Slutsky.

Esta ley nos ayuda a entender el comportamiento del consumidor ante variaciones en el precio dadas unas preferencias que dicho consumidor convierte en utilidades y una renta.

Bibliografía:

STIGLITZ., J.  Economía.  1993.  Editorial Ariel.  Barcelona.
VARIANT R., H.  Microeconomía intermedia.  Octava Edición.  Editorial Antoni Bosch.  Barcelona.

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